lunes, 14 de marzo de 2011

Capítulo 8

Sale corriendo del colegio. Tiene que llegar a casa lo antes posible para prepararlo todo.    Se monta en su coche, y rápidamente se ponen en marcha. Al llegar a casa, sube las escaleras de dos en dos hasta su cuarto, deja las cosas y se apresura a comer.
Llega al comedor donde le espera el almuerzo junto a su hermana y sus padres. Se come rápidamente todo, sin dejar nada en el plato y se sube de nuevo a su habitación. Abre el armario, saca de él uno de sus conjuntos favoritos y lo pone encima de la cama. Tras esto, va a al cuarto de su hermana para cogerle un bolso que, supuestamente es suyo y que no se lo ha devuelto.
Vuelve de nuevo a su cuarto, y comienza a ordenarlo. Tras esto, comienza a vaciar el bolso de todas las cosas que le había metido su hermana. Al fin, termina de prepararlo. Mira el reloj. Las cuatro y media. Aún debe vestirse, peinarse… Se dirige a su armario de nuevo. Lo abre y saca una chaqueta oscura de hombre.
-Es esta, –Se dice para sus adentros.
La deja encima de la cama, junto a su conjunto. Va hacia su escritorio, donde coge una mini-radio que sus padres le regalaron por su cumpleaños. La enciende y se dirige al baño. Abre el agua caliente. Mientras espera, coge un par de toallas y se cepilla el pelo. Toca el agua. Está a la temperatura justa. Se apresura a quitarse la ropa y se mete en la ducha. Mientras el agua se desliza por su cuerpo, piensa en lo que va a hacer esa misma tarde. Quedar con un chico que no conocía de nada que le dio su chaqueta para tapar la mancha de helado que él mismo había provocado.
Sale de la ducha y se envuelve en la toalla. En la mini-radio suena una de sus canciones favoritas y empieza a tararearla mientras se seca. Cuando está completamente seca, se quita la toalla donde tenía envuelto su pelo y se lo cepilla un poco. Tras esto, coge el secador. El ruido del secador se mezcla con la voz del presentador de la radio anunciando el número uno en ventas de la semana. Se orea el pelo por última vez y se va a su habitación. Coge la ropa que se va a poner y comienza a vestirse. Mira la hora. Las cinco. Se apresura al baño y empieza a maquillarse un poco. Se echa un poco de colorete y un poco de rímel para deshacer la palidez de su cara. Tras esto, se perfuma y termina de arreglarse el pelo. Se lava los dientes y, finalmente baja al salón. Su madre está en la cocina y su padre está echándose una siesta. Vicky está viendo la televisión. Al ver a su hermana tan arreglada, le pregunta a dónde va.
-¿A dónde vas Mel?
-Ah, nada he quedado.
-¿Con Ana?
-No, con un chico.
-¿Quién?
-No lo conoces…
Nada más decir esto, corre hacia la puerta, la abre y se monta en el ascensor. Su hermana la ha seguido y cuando la pilla, se  le cierran las puertas en todas sus narices, dejándola allí, sola y desconcertada por la cita de su hermana.
Mel sale a la calle. De nuevo, al dichoso autobús. Ojalá que sus padres le regalen la vespa que tanto desea para dejar de gastarse el dinero en el autobús. En fin, aún tendrá que esperar bastante. Llega a la plaza. Allí está. Tan alto y perfecto como la primera vez que se vieron en el parque. Con esos ojos verdes y esos dientes perfectos. Al verla le hace señas. Mel se le acerca nerviosa, no sabe por qué pero está muy feliz de verle. Lo mejor es que sólo se han visto dos veces, y con ésta, tres. Se planta delante de él.
-Hola.
-Hola.
-Toma, tu chaqueta. Gracias por habérmela dejado el otro día.
-De nada. –La coge y se la pone, es verdad, no llevaba ninguna y aunque hiciese buen tiempo, no estaban prácticamente en verano.
-Bueno, entonces me voy.
Mel se da la vuelta dispuesta a volver a casa cuando un brazo la agarra del hombro haciendo que se pare. Se da media vuelta y lo ve, allí, plantado delante de ella, mirándola  a los ojos.
-¿Qué haces?
-Venga, sé que la gente no se suele arreglar tanto para devolverle la chaqueta a un completo desconocido.
-He quedado ahora, además, ¿qué estás insinuando?
-Venga, sé perfectamente que no has quedado, se te nota bastante…
-¿Pero qué dices?
-Ah, pues si según tú has quedado, permíteme que te acompañe hasta allí, a no ser que no hayas quedado ¿no?
-Mira, no necesito que me acompañes a ningún lado y sí, no he quedado con nadie ni tengo planes para esta tarde… ¿Te importa?
-Já, lo sabía, y si no tienes planes para esta tarde…
Al decir esto, se acerca a su moto, que estaba perfectamente aparcada detrás de ellos y saca del compartimento que hay debajo del asiento un casco de moto. Se acerca a ella y se lo cede.
-¿Y esto por qué me lo das?
-Porque ya tienes planes para esta tarde. Venga, sube.
Le invita a subir a las moto. Cualquier persona sensata le diría que no, por irresistible que fuese el hecho de montarse detrás de él, agarrarlo con fuerza y, aunque sea por poco tiempo, irse juntos a algún lugar lejano del mundo. Donde sólo estuviesen ellos dos. Ella y un completo desconocido. Pero ella no es para nada sensata, y por eso, sin pensárselo dos veces, se pone el casco y se sube a la moto con él. Esperando a que le lleve a algún lugar donde puedan estar lejanos del mundo. Él y ella, dos completos desconocidos.

2 comentarios:

  1. ES la primera vez que veo tu blog y es genial
    Te dejamos el nuestro pa que lo visites:
    http://callameconbesos.blogspot.com
    Nos unimos al tuyo y tu si quieres al nuestro tambien.
    Un beso.
    (nos encanta el fondo)

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  2. Si, si hoy como vez me he metido en tu blog y me gusta mucho la historia... ¿Piensas seguir con mas capítulos? Bueno pues nada aqui te dejo mi blog http://yamaravm.blogspot.com/ y espero que te guste.
    Un beso y te sigo.

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